miércoles, 7 de octubre de 2015

Ruben Darìo - Marina








                                                      Mar armonioso. 
mar maravilloso, 
tu salada fragancia, 
tus colores y músicas sonoras 
me dan la sensación divina de mi infancia 
en que suaves las horas 
venían en un paso de danza reposada 
a dejarme un ensueño o regalo de hada. 

Mar armonioso, 
mar maravilloso 
de arcadas de diamante que se rompen en vuelos 
rítmicos que denuncian algún ímpetu oculto, 
espejo de mis vagas ciudades de los cielos, 
blanco y azul tumulto 
de donde brota un canto 
inextinguible, 
mar paternal, mar santo, 
mi alma siente la influencia de tu alma invisible. 

Velas de los Colones 
y velas de los Vascos, 
hostigadas por odios de ciclones 
ante la hostilidad de los peñascos; 
o galeras de oro, 
velas purpúreas de bajeles 
que saludaron el mugir del toro 
celeste, con Europa sobre el lomo 
que salpicaba la revuelta espuma. 
Magnífico y sonoro 
se oye en las aguas como 
un tropel de tropeles, 
¡tropel de los tropeles de tritones! 
Brazos salen de la onda, suenan vagas canciones, 
brillan piedras preciosas, 
mientras en las revueltas extensiones 
Venus y el Sol hacen nacer mil rosas.

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