martes, 6 de octubre de 2015

Ruben Dario - Walt Whitman


Walt Whitman

En su país de hierro vive el gran viejo, 

bello como un patriarca, sereno y santo. 
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo 
algo que impera y vence con noble encanto. 



Su alma del infinito parece espejo; 
son sus cansados hombros dignos del manto; 
y con arpa labrada de un roble añejo 
como un profeta nuevo canta su canto. 



Sacerdote, que alienta soplo divino, 
anuncia en el futuro, tiempo mejor. 
Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino, 



y «¡Trabaja!», al robusto trabajador. 
¡Así va ese poeta por su camino 
con su soberbio rostro de emperador!

0 comentarios:

Publicar un comentario